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Siemprecubano

Lo contemplo desde mi balcón

Lo contemplo desde mi balcón

Desde mi balcón, contemplo cada mañana a quienes transitan libremente hacia diferentes sitios y con disímiles propósitos, aunque siempre con un denominador común: la cotidianidad cubana.

Lo que más atrae mi atención son los pequeños y adolescentes, que en su ajetreo constante charlan, sonríen, cantan  a la vida, cuando de paso hacia la escuela se preparan para una nueva jornada educativa.

Y digo como me confesó un amigo que ya no está en su patria: y eso que dicen que los cubanos pasan hambre, pero los veo generalmente gordos y colorados.

En realidad los que caminan frente a mi balcón no visten de cuello y corbata, pero sí limpios y relucientes, como expresión de esa pulcridad y preocupación por su presencia ante los demás.

Contemplo cada mañana la alegría y el entusiasmo, el optimismo y los deseos de seguir adelante, pese los obstáculos que a veces hacen de las suyas, aunque no detienen ese palpitar que agiganta a un pueblo.

Lo contemplo desde mi balcón: esa riqueza espiritual tan necesaria como imprescindible, la que siempre te da ánimos para resistir y vencer. La que vale más que millones.

Pienso siempre que muchos envidiarán esa libertad que hace a los cubanos ser lo que son: seres sociales diferentes y capaces, emprendedores y audaces.

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